Hoy en espacio en Blanco: 3 abducciones extrañas

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Esta noche en Espacio en Blanco vamos a sumergirnos en tres de las experiencias de abducción más extrañas de la historia. Travis Walton, Carl Higdon y Betty Andreasson.

El hangar ajeno a la tierra.

Al anochecer del 5 de Noviembre de 1975, un leñador de 22 años llamado Travis Walton y seis de sus compañeros  regresaban a casa en camión después de una larga jornada laboral en Heber, Arizona. De repente, y tal como lo contaron después los siete hombres, vieron un disco brillante de unos seis metros suspendido en el cielo sobre un claro del bosque. Según sus compañeros, Walton saltó del camión y corrió hacia la nave, la cual emitió un rayo de luz azul verdoso que le dejó inconsciente.

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La primera reacción de sus compañeros fue salir huyendo despavoridos, aunque poco después regresaron en su ayuda. Pero al llegar al lugar en donde Walton había caido, tanto él como el OVNI habían desaparecido. Cuando Walton apareció al cabo de unos días, tenía una extraña historia que contar. Después de ser abatido por el haz de luz del OVNI, dijo, recobró el sentido dentro de la nave, donde estaba siendo examinado por tres humanoides de pequeña estatura, cabezas calvas y, aquí un detalle interesante, ojos de gato. Al intentar huir de sus secuestradores encontró a un hombre de aspecto normal que le llevó fuera del OVNI hasta un inmenso hangar que no tenía parangón con lo que Walton había podido ver en toda su vida.

Al parecer, y según los relatos del propio Walton, que mantuvo su versión hasta el día de su muerte, Walton pudo ser transportado a algún lugar fuera de la tierra, a un hangar espacial, en el que había otras naves y cuyo techo era como un tablero de ajedrez abovedado. Después de cruzar el hangar, donde según Walton, se podía respirar con normalidad, siguió al hombre a una habitación en la que dos hombres y una mujer, todos ellos humanos, pero con una apariencia extrañamente «perfecta» (según su testimonio), le llevaron hasta una mesa. Walton se desvaneció de nuevo y volvió en sí en una carretera a unos 28 km de donde se había producido el secuestro. Aunque afirmó poder recordar sólo unas dos horas de toda su experiencia de abducción, Walton había estado ausente nada menos que cinco días.

 

Un viaje hacia un absurdo rechazo

Carl Higdon, entrenador deportivo de cuarenta años, se encontraba en Medicine Bow Forest, Wyoming, la tarde del 25 de Octubre de 1974, dispuesto a disfrutar de una jornada de caza. Seguía el rastro de un alce macho y cuatro hembras. El macho se puso a tiro, y disparó. pero según contó Higdon mas tarde, la bala solo recorrió dos metros y cayó al suelo sorprendentemente. Cuando Higdon fue a recuperarla descubrió en las sombras de los árboles, «una especie de hombre», según sus palabras, un ser bípedo, que le acechaba.

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El humanoide se plantó ante el testigo y, de manera absurda, le tendió una píldora en su mano, y éste se la tragó. Según las palabras del testigo, realizó aquella acción influido por aquel ser, que esperaba en posición dominante y algo agresiva. Tras esto, el ser gesticuló con el brazo derecho y de repente, Higdon se encontró sentado al lado de su secuestrador dentro de un cubículo transparente con los cinco alces detrás de ellos en una jaula. Contaba el testigo que estaba en una nave con forma cúbica. Mientras que despegaba, el testigo cuenta cómo pudo ver con sus propios ojos como la tierra aparecía por las ventanillas. Y se alejaban de ella a gran velocidad. Entonces, casi de inmediato, se posaron en una superficie oscura. Salieron del OVNI. Higdon describía la escena como un mundo oscuro en donde una inmensa torre centelleaba con una luz brillante e hiriente. El aire era gris y brumoso. Cerca de allí cinco seres humanos hablaban, ajenos a la llegada de Higdon.

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Según Higdon, tuvo poco tiempo para observar la escena porque enseguida fue introducido en una habitación de reconocimiento en el interior de la torre. Allí le esperaba el ser que secuestró al testigo, que le pidió que se tumbase sobre una superficie horizontal. Acto seguido le pasó una gran plancha metálica sobre su cuerpo y le expresó a nivel telepático que «no servía para lo que ellos necesitaban». Posteriormente Higdon expuso que es posible que el motivo del rechazo fue médico ya que se había hecho la vasectomía. Inmediatamente después de regresar al cubículo espacial, Higdon se encontró de nuevo en el bosque, dos horas después de haber disparado la escopeta. La bala que se paró fue encotrada en el suelo, en el punto exacto en el que se paró dos horas antes.

 

El museo del horror.

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Pocos viajes extraterrestres han sido narrados con tan extraordinario nivel de detalle como los supuestamente experimentados por una mujer de Nueva Inglaterra, EE.UU., llamada Betty Andreasson. Casi por completo reprimidos durante años, los recuerdos de abducción de Andreasson a la luz a través de varias sesiones de hipnosis realizadas entre 1977 y 1980. Según estos recuerdos, Andreasson tuvo su primer contacto con siete años y una segunda vez cuando había cumplido doce. Ambas veces la muchacha se desmayó. En ese estado oía voces que le decían que estaba realizando grandes progresos. En 1950 Cuando Andreasson tenía trece años, según contó mas tardes, una experiencia mucho mas inquietante. Después de contemplar cómo crecía en el cielo un objeto parecido a la luna, Andreasson explicó que de repente se encontró en el interior de una habitación de color blanco donde era examinada por tres pequeños humanoides de grandes cabezas.

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Andreasson comentó que los seres la indujeron a situarse sobre una superficie blanda que estaba situada dentro de una esfera transparente, de cristal, que inmediatamente fue sumergida en una corriente de agua. La navie salió a la superficie a través de un túnel de hielo, una parte del cual estaba delimitadao por innunmerables bloques cristalinos. Dentro de los cristales había figuras humanas inmóviles, incrustadas como mosquitos en ambar y vestidas con trajes de épocas pasadas. Andreasson recordó que después fue alejada de esa desconcertante exposición y llevada a una zona oscura que contenía una nave de metal, de la cual salió en un lugar parecido a un bosque de cristal. Después de devolver a Andreasson a la tierra, los alienígenas le advirtieron que olvidara sus viajes. Sin embargo, aún le esperaba otra experiencia alucinante.

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El viaje en vagoneta

Según sus recuerdos bajo los efectos de la hipnosis, el segundo viaje de Betty Andreasson tuvo lugar cuando tenía treinta años. Andreasson vivía con sus padres y sus siete hijos en South Ashburnham, Massachusetts, mientras su esposo se recuperaba en el hospital de la ciudad de un accidente de automóvil. El 25 de Enero de 1967, al anochecer, las luces de casa se apagaron de repente. Mientras el resto de su familia se sumía en una especie de trance, Andreasson vio que cinco seres entraban en su casa materializándose a través de las paredes, un punto interesante que exponen numerosas víctimas de abducción. Los extraños visitantes la convencieron a nivel telepático de que se introdujera en su nave, donde fue examinada de nuevo.Entonces la encerraron en una esfera transparente y junto a los demás seres, cada uno en su esfera, emprendió un viaje hasta lo que la testigo exponía, «otro mundo». Al aterrizar en un planeta con una atmósfera roja, fue conducida por dos seres que llevaban capuchas negras y que la introdujeron en una especie de vagoneta que se introducía en un inmenso túnel de piedra.

Según Andreasson, al final del túnel, pasaron a través de lo que parecía un espejo plateado y una región de nuevo, con la atmósfera rojiza. Allí, según Andreasson unas criaturas con un perturbador aspecto, parecidas a lemures trepaban por unos edificios cuadrados que se alzaban a ambos lados de la vagoneta. Los seres tenían unos grandes ojos unidos a unos apéndices que sobresalían de sus cuellos sin cabeza. Las criaturas aterrorizaron a Andreasson con sus miradas pero la dejaron pasar sin molestarla. Después, la mujer y los seres con capucha cruzaron una barrera circular que daba acceso a un gran espacio subterráneo bañado con una luz verdosa que revelaba mares brumosos, vegetación exuberante y una preciosa ciudad a lo lejos. El prodigioso recorrido que Andreasson recordó después estaba a punto de terminar. Unas cuatro horas después de haber dejado su casa, volvió a encontrarse en ella y la mujer y su familia, aún aturdida se acostaron. Andreasson tuvo solo unos recuerdos vagos de toda su experiencia hasta que se sometió a unas sesiones de hipnosis diez años mas tarde.

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Ufopolis 2013

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