La línea que separa la vida de la muerte se ha visto extendida a través del paso del tiempo y del progreso en el conocimiento sobre el cuerpo, el entendimiento sobre las leyes físicas y el avance en los medios tecnológicos de modo que ahora la humanidad es capaz de salvar obstáculos que tiempo atrás eran imposibles.
Hallar la cura para varias enfermedades y establecer ciertos procedimientos de acción inmediata en algunos casos han conseguido traer de vuelta a personas que hubieran permanecido algunos segundos clínicamente muertas. Y esto es precisamente lo que parecen describir algunos relatos de la antigüedad que hablan sobre el fenecimiento de algún dios y de cómo el resto de sus congéneres buscan su cuerpo incansablemente para, haciendo uso de su magia-tecnología, traerlo de nuevo a la vida.
Así, en el relato sumerio sobre el descenso de Inanna al mundo de los muertos se describe como esta diosa del amor y la fertilidad, que posteriormente en Babilonia se conocería con el nombre de Ishtar, combate con su hermana la regente del inframundo, Ereshkigal, con intención de arrebatarle el trono y acaba falleciendo bajo ‘’los ojos de la muerte’’, un arma de Ereshkigal. Pasan tres días y tres noches hasta que Enki, enviando a dos seres que él mismo creó para la ocasión que no necesitaban comer ni beber, eran asexuados y no corría sangre por sus venas (parece la descripción de un autómata), consigue engañar a la señora de los muertos para que hiciera entrega del cuerpo de Inanna a estos dos seres que además, eran inmunes a los temibles ojos de la muerte de esta diosa, y procedieron entonces a rociar con ‘’el agua de la vida’’ y ‘’el alimento de la vida’’ que Enki les había otorgado y la diosa resucitó.
Otro dios que muere debido a un viaje a los infiernos es el Ugarita Baal, aunque los textos recuperados están fragmentados con la consecuente falta de información, la narración en ellos encontrada refiere que este dios de las tormentas, con poder sobre los rayos y el viento de algunos de los primeros pueblos semíticos, descendió al inframundo para atender a una invitación del dios de la muerte Mot. No se menciona cómo pero Baal fenece y el resto de dioses buscan su cuerpo que finalmente encuentran enterrado y lo resucitan.
Los dioses del antiguo Egipto manifiestan asimismo el dominio de esta capacidad en una de sus leyendas. En el mito de la muerte de Osiris se relata como éste muere a manos de su hermano Set para hacerse con el derecho de sucesión al trono de forma que lo engañó para encerrarle en un arcón y arrojarlo al mar donde se ahogó.
Isis, la esposa de Osiris, buscó a su marido con desesperación hasta dar con él en una playa. Así llevó su cuerpo ante el dios de la sabiduría Thot para que pudiera resucitarle, sin embargo llegaron a los oídos de Set las intenciones del resto de dioses y antes de que pudieran aplicar sus artes sobre el cadáver de Osiris su hermanastro se hizo con el cuerpo que desmembró en 14 pedazos tratando de impedir que su enemigo volviera a la vida.
Desolada, la diosa Isis no se rindió, y los dioses debían de poseer una tecnología que les permitiera traer un cuerpo a la vida aún desembrado pues con gran avidez buscó hasta dar con todos los pedazos del cuerpo de su consorte a excepción del falo. Con la ayuda del eminente Thot, ambos recompusieron el cuerpo de Osiris y lo momificaron, resucitó y se instauró como regente del otro mundo, pero antes Isis y Thot consiguieron extraer la esencia de su cuerpo para que su esposa quedara encinta y así, posteriormente nacería el dios Horus que se ocuparía de vengar la muerte de su padre.
Pero para que este acontecimiento pudiera tener lugar su madre tuvo que ocultar al joven Horus, cuyo nacimiento había mantenido en secreto, en una región pantanosa fuera de los ojos de Set ya que un hijo de su rival Osiris hubiera sido un oponente legítimo al trono. Set pretendió forzar a Isis en contra de su voluntad engañándola para que acudiera a sus estancias y dejarla encinta pues un hijo de ambos le hubiera otorgado mayor legitimidad en su gobierno y hubiera sido un heredero contra el que nadie se hubiera podido oponer siguiendo las leyes de sucesión por las que se regían los dioses.
Isis consiguió escapar del despiadado Set pero al volver al lado de su hijo se lo encontró muerto debido a la picadura de un escorpión. Invocó desconsolada a Thot que se apresuró a bajar desde el ‘’barco del disco celestial’’ y aplicó sus artes sobre el joven devolviéndole a la vida.
Pero las habilidades médicas del sabio Thot no se limitaban únicamente a traer a los muertos a la vida si ciertos requisitos se cumplían, sino que disponía de unos conocimientos (y una tecnología) capaces de realizar operaciones de extrema dificultad como la de resucitar a un dios que había sido decapitado.
Cuando la venganza de Horus está próxima a concluir y Set capturado junto con sus tenientes y altos cargos militares después de incontables batallas, los presos fueron llevados ante la presencia del supremo Ra, encargado de administrar juicio, y éste puso el sino de los cautivos en manos de los damnificados Isis y Horus que decidieron decapitar a sus enemigos.
Así, uno a uno, Horus fue cortando la cabeza de sus enemigos pero cuando le llegó turno a Set, la cabeza que había urdido todos los sufrimientos que él y su madre habían experimentado, la propia Isis se compadeció ya que Set era su hermano e impidió a su hijo que acabara con su vida. Horus, enajenado, dirigió su espada contra su madre y acabó decapitándola a ella.
Afortunadamente Thot se encontraba presente y con gran presteza hizo uso de sus conocimientos recomponiendo el cuerpo de la diosa (y realizando una operación de extremada complicación como la de unir una cabeza a un cuerpo) y le devolvió la vida.
Similar es el mito griego sobre la muerte y resurrección de Dionisio, un dios resultante de la unión entre Zeus y la humana Semele en una de sus muchas aventuras a espaldas de su mujer la diosa Hera que, al enterarse, se llenó de furia y mandó a los titanes contra la criatura. Éstos la desmembraron y estaban ingiriéndola cuando Zeus tuvo noticias de lo que estaba sucediendo y lanzó sus rayos contra ellos que acabaron reducidos a polvo. La abuela de Dionisio, Rea, consiguió hacerse con las partes del muchacho a las que no tuvieron tiempo de dar fin los titanes, entre ellas el corazón, recompuso su cuerpo y le devolvió la vida.
Otro semidiós relacionado con la resurrección en la mitología griega fue Asclepio, hijo de Apolo y de una humana al que una serpiente instruyó en las artes médicas y en cierto conocimiento secreto que hicieron del aprendiz el mejor sanador divino, siendo capaz de evitar la muerte y de resucitar a los muertos. Sin embargo la vida de Asclepio acabó a manos del propio Zeus, según algunos relatos por comenzar a aceptar dinero en pago por las resurrecciones que llevaba a cabo y, según otras versiones, porque estaba desequilibrando las fuerzas que rigen la vida y la muerte. Según el mito más tarde fue resucitado por el regente del Olimpo con la condición de que no pudiera resucitar a nadie sin su previa aprobación.
Estos son sólo algunos ejemplos de la gran cantidad de resurrecciones que tienen lugar en la mitología. Esos dioses, tal vez los mismos con diferentes nombres, que llegaron del cielo y maravillaron a los antiguos hombres eran capaces de realizar portentos tales como el de resucitar a alguien que había muerto. Tal vez no desarrollaron únicamente la tecnología que les permitió llegar hasta el planeta sino que avanzaron su conocimiento tecnológico en varios campos, entre ellos el de la biomedicina. Quizás esta sea la razón por la que en los relatos, cuando un dios muere, algún otro dios busca desesperada y ávidamente su cuerpo pues, de no haber pasado muchos días, era posible restablecerlo.
¿Qué era el agua de la vida de Enki que permitió resucitar a Inanna?, ¿Cómo consiguieron el resto de dioses resucitar a Baal? o ¿qué avanzados conocimientos poseía Thot que le permitía resucitar a los muertos y volver a implantar una cabeza en su cuerpo? Son preguntas cuya respuesta se encuentra muy lejana pero que tal vez algún día la humanidad sea capaz, no sólo de dar respuesta, sino de materializar las mismas artes que nuestros propios antepasados presenciaron en los albores de los tiempos.
Si os ha gustado esta entrada os recomendamos estos videoprogramas en donde también tratamos diferentes misterios relacionados con los dioses antiguos y sus modernas tecnologías. Esperamos que sean de su interés.
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CUANDO EL HOMBRE LOGRE EL VIVIR POR MILES DE AÑOS NOS TRANSFORMAREMOS EN VERDADEROS DIOSES, SOLO ES CUESTIÓN DE TIEMPO, ES DECIR SERÁ EL CUMPLIMIENTO DE AQUELLA FRASE QUE DICE «NADA NUEVO BAJO EL SOL», ES DECIR UNA Y OTRA VEZ SE REPITE LO MISMO.