Hoy en ufopolis vamos a tratar el siempre delicado tema de esos extraterrestres nórdicos que aparecen de cuando en cuando en la casuística ufológica internacional. Viajaremos hasta Inglaterra en plena oleada de contactos extraterrestres en ese histórico año 1954 en el que los encuentros insólitos se sucedían continuamente para deleite de investigadores y en ocasiones, mal rato para los testigos…
Cogemos la máquina del tiempo y nos vamos hasta Staffordshire al mes de octubre de 1954 y aquí tenemos a una mujer llamada Jessie Roestenberg en su pequeña granja con sus dos hijos jugando fuera. La tranquilidad del campo y aquella tarde apacible se vieron de repente truncadas por un inusual sonido similar al que hace el agua al contacto con el fuego. Aquello inundaba el ambiente y lo primero que hizo Jessie fue preocuparse por sus hijos. ¿Qué era aquello tan raro? ¿Estaban en peligro mis hijos? Pensaba la señora Roestenberg…
Quizá un avión a punto de estrellarse. Podría ser. En ese momento la señora comenzó a andar por el patio y observó a sus dos hijos sentados en el suelo de su jardín, justo en frente de la puerta de la casa.
Los gritos de los niños eran sugerentes: «¡mamá, mira! ¡Un platillo volante!
Con una extraña sensación, Jesse Roestenberg miró para arriba y se encontró con un objeto de descripción extrañísima: una especie de estructura metálica similar a un sombrero mejicano de aspecto plateado sobrevolaba en silencio su casa de forma amenazante.
Tenía una especie de domo en la parte de arriba y lo más curioso es que la testigo pudo observar a dos ocupantes del extraño ovni.
Según su descripción eran bellos, con largos cabellos dorados y un mono ajustado de color azul que destacaba sus rasgos atléticos. Sorprendida, aterrorizada, fascinada… ¿cómo tomarse una visión así? Lo asombroso es que en ese momento se produjo uno de esos intercambios de miradas que aparece de cuando en cuando en el fenómeno y que trae de cabeza a los investigadores. Los seres parecían estar mirándola a ella, una mujer sencilla en medio de ninguna parte, en una granja apartada.
¿Por qué ella? ¿Por qué allí? Siempre esas preguntas. Los seres, según Jessie Roestenberg tenían una cara proporcionada y similar a la de los seres humanos a excepción de la frente, mucho más grande y abultada que las nuestras.
Durante el encuentro, la buena mujer se sintió paralizada por el miedo y perdió la noción del tiempo: no supo cuanto tiempo estuvo mirando aquella maravilla y tampoco por qué no se movió de allí cogiendo a sus hijos y al menos, metiéndolos en casa.
Pasado un tiempo de aquella asombrosa interacción, Jessie por fin reaccionó y cogió a sus hijos de la mano para meterlos en casa. En el camino, mejor dicho, en la carrera que se dio con los críos miró para atrás para observar aquel increíble ovni con sus extraños ocupantes, pero… ya no estaba. Solo un pequeño punto en el cielo a una altura mucho mayor que la que antes tenía, era lo que quedaba del avistamiento de aquel ovni que, por su parte, realizó tres círculos en el cielo antes de perderse en la cúpula celeste.
La impresión de aquella mujer y de los niños fue tal que se metieron bajo la mesa de la cocina hasta que el señor Roestenberg llegó de trabajar. La escena fue dantesca pero lo peor fue que cuando salió a la luz el caso, la familia fue ridiculizada. Se lo contaron a los vecinos y éstos a su vez a la prensa. Aquello les marcó profundamente y fueron reticentes a hablar del tema durante años pero lo cierto es que el incidente permanece en los archivos como inexplicable: el sonido tan extraño (agua sobre fuego), la forma del objeto y sobre todo la presencia de esos seres de aspecto nórdico y gran hueso occipital (similar al caso Conil de 1989) son los protagonistas de este incidente curioso y fascinante que tiene ese momento increíble de intercambio de miradas entre una sencilla ama de casa y unos extraños seres enfundados en un mono de color azul. ¿Viajeros del futuro? ¿Extraterrestres más evolucionados pero con forma humana? ¿Quizá producto de nuestro subconsciente ante algo que se oculta con nuestros miedos o nuestros temores?
El fenómeno ovni y sus extrañas formas y comportamientos nunca dejará de sorprendernos.
Si os ha gustado el artículo os invitamos a ver el vídeo sobre los seres infiltrados de Nueva York que pudieron establecer algún tipo de contacto en el año 2010 en Washington Square. Esperamos que el vídeo sea de su interés.
Fuente: http://www.ufocasebook.com/2011/1954staffordshireuk.html
Saludos, Vicente & Cía.:
Si tomáramos este caso al pie de la letra no tendría sentido. ¿cómo es posible que la señora alcanzara a ver cómo eran aquellos tripulantes/pasajeros del OVNI para describirlos con tanta seguridad?
Pero debemos tener en cuenta que el testigo de este fenómeno a menudo testifica sinceramente y está convencido de lo que relata. No se da cuenta de que lo que explica puede no tener sentido, porque está en un estado como de posthipnosis o algo así y no es hasta pasado un tiempo que «despierta» y razona por sí mismo que lo que ha dicho y repetido no es posible.
Es como el despertar recordando un vívido sueño. Por éso y por las consecuencias de haberlo hecho público llegan a rechazar, incluso, el hecho mismo que vivieron considerándolo quizá una extraña alucinación.
Y es posible que parte del fenómeno consista en inducir una realidad que no existe a un testigo o testigos y que éstos caigan en una especie de estado psicológico que les haga contar como real aquello de lo que después renegarán y que les hará avergonzarse.
Pero ya será tarde. El fenómeno sigue cabalgando.
Saludos y hasta pronto.
Hola Vicente.
Gracias por el artículo.
Algo que creo que es importante comentar; es que este avistamiento se produce en el mismo año en que supuestamente en USA, el presidente Dwight Eisenhower mantuvo una primera reunión con alienígenas de aspecto Nórdico que no fructificó por la petición de estos últimos, de que se abandonase la carrera armamentística nuclear…
La afirmación de escuchar un sonido similar al que hace el agua al contacto con el fuego; me recuerda mucho cuando una tormenta produce electricidad estática en el ambiente y suenan como chispazos y el pelo se eriza.
Lamentable que los vecinos buscasen protagonismo ridiculizando el suceso de la familia Roestenberg.
Al no tener pruebas y ser los únicos testigos; no fue buena idea que lo comentasen con nadie.
Buenísima la afirmación de los pequeños durante el avistamiento; claros y concisos.
Realmente llamaron a las cosas por su nombre; *¡mamá, mira! ¡Un platillo volante!*…
Un fuerte abrazo y un cordial saludo para Ti, tu Equipo y Todo Ufópolis.
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