Los encuentros con seres extraños abundan en los relatos folklóricos alrededor del mundo desde los tiempos más antiguos. Son muchas las personas que se han atrevido a contar impactantes historias de sus encuentros con diferentes seres que, según el fondo cultural de cada testigo, se han identificado con ángeles, demonios, elfos, gnomos o duendes.
El folklore español cuenta con una amplia variedad de leyendas, mitos y seres mágicos en donde encontramos historias plagadas de duendes, trasgos, diablillos y fantasmagorías que normalmente son vistos en los bosques y caminos poco transitados. Historias que han sido recogidas o mencionadas por autores como Cervantes, Bécquer, Calderón de la Barca o Quevedo entre muchos otros. Tal era la importancia y la presencia de estos relatos en la cultura española.
Hoy vamos a estudiar uno de los casos presentes en el folklore extremeño concretamente, en el municipio de las Hurdes, al Norte de Cáceres; en un pequeño pueblecito llamado Ladrillar. Este municipio español, cuenta con los valles más estrechos habitados de toda Europa y es una de las zonas más escasamente pobladas.
Resulta muy interesante la descripción que hace de este lugar el escritor inglés George Borrow en su obra ‘’La Biblia en España’’ escrita en el año 1843:
‘’No hay tierra como esta. Tiene sus secretos y sus misterios. Muchos se han perdido en ella y no ha vuelto a saberse su paradero. Cuentan que en ciertas lagunas existen horribles monstruos y que en los ásperos valles sólo alumbra el sol a mediodía, reinando las tinieblas el resto de la jornada’’
En estas mismas tierras nos situamos en el año 1907 cuando se dieron unos avistamientos de un extraño ser que tuvo a todo el pueblo aterrorizado durante varios días. Todo ello recogido en el archivo episcopal de Cáceres y presenciado no por múltiples testigos, sino por un pueblo al completo.
Los eventos tuvieron lugar durante los días 26, 27 y 28 de Febrero. Cae la noche y todos los vecinos de Ladrillar comienzan a escuchar lo que parecen gritos intensos y desgarradores. La mayoría de los habitantes corren con temor a encerrarse en sus casas a esperar que la noche pase. Sin embargo, no pueden dejar de presenciar el evento a través de ventanas o puertas parcialmente abiertas desde el interior de sus hogares.
Aparece un pequeño ser cerca del cementerio de la Alquería que, acompañado por dos luminarias, recorre el pueblo levitando como si fuera un vecino más.
Así lo describe Isaac Gutiérrez, el párroco del pueblo; con unas características que se asemejan en gran medida a las descripciones que se han hecho de muchos encuentros con alienígenas:
‘’El duende vestía ropajes ceñidos y oscuros enfundados en un menudo cuerpo, la cabeza era desproporcionada por lo grande, y las extremidades muy cortas’’.
Serafina Bejarano, una de los últimos testigos vivos del suceso, fue localizada por Iker Jiménez a quién relató lo siguiente:
‘’Yo tendría 9 años. Y todo lo recuerdo perfectamente como si hubiera pasado hoy. Fueron 3 días los que se apareció aquel ‘’tío’’. Venía volando a no mucha altura y perseguido por dos luminarias redonditas. Casi nunca hacía ruido, pero a veces gritaba (…) La gente se arrejuntaba en aquella placilla de abajo y veíamos como aquel demonio flotaba hasta esa arboleda de ahí enfrente. Uno de los días llegó a posarse muy cerca del cementerio. Daba como un ‘’rivoloteo’’ en el aire y volvía otra vez para una casa de allí. Estábamos muy asustados. Todos le teníamos miedo. Luego hubo un día que no volvió más y por eso se quedó lo del duende. Dicen que el cura lo expulsó, que llegó a pelearse con él. Pero eso ya no lo sé. Iba vestido de negro y era chiquito, chiquito…parecido igual a un mono. Yo tenía 9 años… pero nunca podré olvidarlo’’.
Uno de los momentos más aterradores ocurrió cuando una de las luminarias, que acompañaban en todo momento a aquella criatura, se alejó de él para acercarse y sobrevolar a un grupo de niños que los observaban desde lo que les pareció una distancia prudencial. Entre estos niños, se encontraba Serafina quién presencia, junto a varios vecinos más e incluso el párroco que observa la escena desde el pórtico de la Iglesia, cómo una de las niñas bajo la luminaria de pronto, cae fulminada al suelo.
María Encarnación Martín, con tan sólo 5 años de edad, muere a pocos días del incidente el 2 de Marzo. En el acta de defunción de la pequeña se refleja que el fallecimiento se produce por causas desconocidas y que nada se pudo hacer por salvarla.
Por fin, para tranquilidad de los habitantes de Ladrillar, el inesperado visitante dejó de aparecer por el pueblo después de 3 terroríficas noches en las que, seguramente, nadie fue capaz de conciliar el sueño. Aunque años más tarde, entre 1912 y 1917 varias aldeas aledañas fueron testigos y reportaron ataques de extrañas luces parecidas a las que acompañaban a ese ser que desde entonces sería conocido como ‘’El duende de Ladrillar’’.
Muchos son ya los que se han atrevido a compartir sus encuentros con esos seres ‘’mágicos’’ ¿Y cuántos más, que no se hayan atrevido a salir a la luz, existirán? Encuentros que en ocasiones resultan beneficiosos para el ser humano y en ocasiones resultan en tragedia pero que, en todos los casos, dejan una marca perenne en aquellos que los presencian y que no son capaces de olvidar.
Parece que este mundo que habitamos guarda muchos más secretos de los que creemos conocer.
Concluiremos con el relato que se hizo del suceso en el Congreso de Hurdanófilos en el año 1908:
‘’En Ladrillar hubo una temporada en que este malévolo duende tenía asustados y encerrados a los vecinos en sus casas desde el oscurecer hasta el amanecer, hasta que un señor cura les convenció de que el duende había muerto a sus manos. Hay quien asegura haber visto al duende en forma humana’’.