Si la inteligencia que está detrás de estos objetos lumínicos del fenómeno OVNI quisiera compartir su tecnología con nuestra especie, para que pudiésemos dejar de machacar nuestro planeta por las emisiones al medio ambiente, producto de nuestras necesidades eléctricas derivadas de un consumo desaforado, sería algo realmente maravilloso, un paso evolutivo para nosotros y para La Tierra. Un legado para nuestros nietos, un cambio en la filosofía de nuestra especie.
Pero si ese proceso no puede ser artificial, si debe ser natural, esa inteligencia jamás nos revelará estas tecnologías. Seguramente lo primero que haríamos con ellas serían bombas para masacrar a nuestros países enemigos. Con gran gusto y el beneplácito de “el buen ciudadano” al que se le inunda de mentiras y contra-información constantemente.
Las demostraciones aerodinámicas de estos OVNIS del 11-S representan un avance sideral con respecto a nuestra ciencia. Pero ¿es nuestra ciencia actual lo que realmente es o lo que algunas personas quieren que sea? ¿Dónde están los estudios de Nicola Tesla sobre la energía eléctrica libre? ¿Dónde están esas patentes? Nuestro mundo científico está muy encaminado a la empresa, al dinero, a la destrucción y a la inmoralidad contra el planeta, y posiblemente no convendría para nada que nuestro sistema de castas (tu ahí abajo, yo aquí arriba y todos felices brindando con petróleo), se viniera abajo por culpa de un cambio en la política energética.
Si los OVNIS son capaces de algunas hazañas, el hombre es capaz de conseguir esa hazaña y volverla negativa. Así es nuestra raza. A nivel energético, la hambruna, los intereses estratégicos, los lobbies de presión, las deudas externas, las conquistas de países, las presiones internacionales, y los beneplácitos hacia dictadores que proveen de rico hidrocarburo negro, se acabarían si todos pudiésemos disponer de una energía limpia que apostase por el futuro de verdad. Viendo el vuelo de estos objetos, viendo cómo flotan y se mueven, la ciencia debe aprender que ha fracasado en su intento por hacer que el ser humano viva en un mundo justo. Los OVNIS del 11-S demuestran que la ciencia puede ser mejor, es una metáfora viva de que los intereses de este mundo jamás nos dejarán avanzar y aspirar a algo como lo que pudo verse aquel día sobre Manhattan. Un ejemplo de cuál debería ser nuestro objetivo científico en comparación con las consecuencias energéticas de la política post 11-S: el encarecimiento del barril de crudo hasta límites intolerables por nuestra sociedad.
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