LOS BELLOS PENTAGONOS (III)

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1942

Una percepción determinada.

A raíz de la aparición de estas figuras, numerosos estudios han intentado expresar sus significados. Está considerablemente aceptado por parte de la comunidad que investiga estos hechos, que el fenómeno es una especie de enciclopedia de ciencias, explicando multitud de temas de todas las ramas posibles. En los últimos años, las menciones a la astronomía más cercana, el movimiento y comportamiento del sol, y de la luna, han sido constantes en el fenómeno, pero a nivel filosófico y trascendente, el estudio psicológico de los hechos de Inglaterra no ha hecho más que comenzar.
Al igual que en investigaciones de psiquiatría se realizan estudios sobre las percepciones de las formas con las famosas manchas ideadas por los doctores Hermann Rorschach y Carl Gustav Jung, en los círculos del maíz puede estar dándose el mismo fenómeno. Ambos fenómenos coinciden en que la simetría está presente en cada trazo, y tienen significante y significado, forma y contenido.

El test de Rorschach, se basa en la percepción de formas a nivel subconsciente, y consiste en diez diapositivas con diseños simétricos que el paciente debe analizar una a una, mostrando su opinión al respecto de cada una de ellas. Esa opinión puede dar una muestra de su psicología, puede despertarle unas emociones determinadas al contemplarlas. Este test fue creado para dar una visión de las diferentes partes de la personalidad del individuo y crear sensaciones.
Si al igual que las manchas, estas figuras de los campos, tan simétricas, tan perfectas, fueran diseñadas entre otros propósitos para estudiar las reacciones de cada persona ante ellas, estaríamos hablando de un extraordinario experimento sociológico desde el punto de vista racional.

Si cada círculo que aparece provoca una sensación diferente en el individuo, si cada figura del maíz conforma una pequeña parte de un gran plan de estudio, sería lógico pensar que algunas de las figuras serían mejor identificadas que otras, al igual que pasa con las manchas de los tests psicológicos.
Algunas de ellas podrían ser mejor vistas que otras. Sus sensaciones dan más paz y más sensaciones positivas que otras. Es la dualidad expresada en imágenes, en un estudio cuyos protagonistas somos los seres humanos. Y es en los pentágonos donde residen las sensaciones mas positivas del fenómeno.

La excusa de siempre.

Aunque este proceso siga una evolución preciosa y desconcertante hay algunos resortes conspiranoicos que intentan ocultar estos hechos desde el principio del fenómeno.
Ante la creciente expectación en el Reino Unido por la aparición de los primeros círculos complejos de Inglaterra, en el año 1991 dos agricultores británicos Doug Bower y Dave Chorley, los famosos Doug y Dave, saltaban a la actualidad pública proclamando que ellos eran los que realizaban los círculos del maíz.

Doug y Dave “en acción”.

En una demostración sonrojante, estos agricultores aseguraban haber realizado el fraude en la confección de las figuras con unas sencillas herramientas de granja.

Los medios de comunicación sin realizar una comparativa con los círculos auténticos, dieron por buena esa información y desprestigiaron rápidamente el fenómeno tachándolo de bizarro y falso. Punto y final. La estratagema les salió bien de cara a la opinión pública que instantáneamente dejó de interesarse por el asunto. Fue un golpe de efecto teledirigido por las más altas esferas que al igual que en otros temas relacionados con los OVNIS, ocultan, dirigen, y censuran más de lo que podamos imaginar.
Aquellos agricultores aseguraban haber realizado ellos solos los círculos pero lo cierto es que la media de apariciones de los círculos del maíz de Inglaterra ronda los 70 cada año solo en Inglaterra, además de aparecer en países tan distantes entre sí, como Italia, Alemania,

Holanda, Suiza, Estados Unidos, o Corea del Sur. Los diseños se realizan de madrugada, sin luz, algunos en el mismo día, y en puntos distantes entre sí. Evidentemente Doug y Dave no tenían acceso a todos los campos y no les podía dar tiempo a realizar todos los diseños, algunos de unas dimensiones y complejidad extremas.
Pero había más. Los medios de comunicación aceptaron a estos agricultores sin realizar un mínimo análisis científico de los acabados de los círculos auténticos con respecto a los falsos.
Su trazo inconexo y mal definido, sus medidas no equidistantes, sus imperfecciones, su pequeño tamaño, y la rotura de los tallos de las plantas del interior, producían en su visión una falta de armonía de la que los auténticos círculos no adolecían. En comparación, los diseños auténticos son inmensos, gigantescos, los tallos de las plantas presentan modificaciones genéticas, el campo magnético está alterado dentro de las figuras, existen cambios en el relieve, y sobre todo la belleza expresada es completamente pura en comparación con el fraude.

A la izquierda fraudes realizados con autoría humana. A la derecha, crop circles reales.

La propia imagen lo dice todo. Las proporciones armónicas de algunas figuras pentagonales chocan con la lamentable proporción espacial de estos fraudes.

Se ganó diez años con respecto al interés de la opinión pública, y aquel incidente con actores campesinos y medios afines a la versión oficial quedó como un borrón una vez más dentro de la historia periodística del fenómeno OVNI por parte de los medios.
Y con esto, cabría preguntarse, ¿dónde está la belleza en estos fraudes? Sin duda, en ningún sitio. Si tenemos en cuenta que para realizar un pentágono gigante en el maíz deberíamos disponer de compases del tamaño de grúas de construcción, esta teoría de la realización por parte de seres humanos se diluye como un colorante en un vaso de agua.
Si no son los seres humanos quienes hacían estos dibujos en las plantas, entonces, ¿quienes son? En 1999, un video‐aficionado inglés grabó un Ovni tras la aparición de uno de estos perfectos crop circles, grabación de la que extraemos el siguiente fotograma:

Ovni captado por una cámara de vídeo sobre un círculo del maíz. Las imágenes fueron captadas el 24 de Julio de 1999 en Barbury Castle, Wiltshire, Inglaterra.

Si el poder oculta esta información de los círculos y los ovnis, y los medios de comunicación en general ignoran convenientemente estos hechos, no es un hecho casual.
Las repercusiones que tendría el conocimiento global de toda la población mundial con respecto a este impresionante fenómeno, aterrorizan al poder y a los responsables de todas las economías de mercado existentes porque nada volvería a ser igual. Las bolsas caerían de inmediato ante la imprevisibilidad de esta situación de contacto real. Los líderes religiosos saldrían a las calles pidiendo un monopolio de la visión de Dios. Existiría un cierto caos moral con respecto a nuestro sistema de valores.

Ayer éramos los dueños del mundo. Hoy, esas hormiguitas con las que cierta civilización está contactando a través del mundo de las ideas en maíz. Es el mito de Platón aplastado por la censura de la información.
Al final, nadie se entera de esos bellos pentágonos que se expresan desde las alturas de Inglaterra y nadie se lo cree porque la mayoría de la sociedad no quiere creer.

La posibilidad de que cada uno de nosotros abra lo ojos a esta realidad, se ha supeditado a lo impuesto por la sociedad y por sus poderes fácticos. No es fácil sentirse observado y contactado por una civilización capaz de realizar estas figuras tan inverosímiles y por eso el manto de la censura informativa ha conservado herméticamente el fenómeno con la ayuda del terco provincianismo cósmico de nuestra civilización.

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