Icono del sitio Ufopolis.com, por Vicente Fuentes

Lo mejor de la década: El ya mítico caso Campeche, Mexico en 2004.

En este siglo, solo en contadas ocasiones, se ha llegado a producir un verdadero shock emocional en la opinión pública con el asunto de los OVNIS; por la gravedad de algunos hechos, la sociedad sí que ha llegado a mostrar un verdadero interés sobre el fenómeno. En 1979 se produjo un caso en nuestro país que involucró a políticos, militares, aviación civil y medios de comunicación, llegando incluso al congreso de los diputados español. Les estamos hablando del llamado “Caso Manises”.
Han tenido que pasar 25 años desde entonces para encontrarnos un caso con una repercusión y unos acontecimientos de ese orden de magnitud. Tras el incidente de Manises, el caso (conocido) más importante que involucra elementos de la aviación militar, se produjo en la tarde del 5 de Mayo de 2004 sobre el Estado de Campeche, en México, hace ahora casi 7 años.
>Imágenes del mítico avistamiento.
Era la primera vez en la historia que sucedía un caso en el que los propios militares de un país entregaban un material clasificado reciente y explicito en sus contenidos sobre un caso OVNI a la opinión pública por medio de un investigador del tema, el señor José Jaime Maussan Flota.   
Si eso no era suficientemente increíble, este caso es especialmente importante porque relaciona un concepto que la ufología lleva años investigando: el planteamiento de este enigma desde el punto de vista de la invisibilidad de los objetos.
 
Mientras en Manises, los objetos se podían ver perfectamente, en México no; los objetos no eran visibles al ojo humano. No se veían, pero reflejaban su existencia en forma de ecos de radar, y en forma de imágenes termobáricas.Los objetos del llamado “Caso Campeche” se veían reflejados en la cámara infrarroja adosada en el avión militar porque emitían calor. Emitían energía, estaban allí, pero nadie los podía ver. Eran invisibles.
 D. Jaime Maussan en la conferencia OVNI de Las Vegas, (EE.UU.) del año 2005
 
Miedo en el cielo.
Avión tipo Cessna C26-A como el utilizado por los militares del caso Campeche, y modelo de cámara FLIR STAR ZAFIRO II adosado en la base del avión.

 

Eran las 16:42 h de aquel 5 de Marzo de 2004, cuando los ocho militares del escuadrón 501 a bordo de un avión tipo Cesna C-26A del ejército del aire mexicano -en misión de intercepción de aviones con cargamentos de drogas-, empezaron a extrañarse ante un eco que se mostraba en su radar. Apareció a una distancia de 4 millas, rumbo 2,9,7 y con una velocidad de 75 nudos, cuando volaban a una altitud de 3500 metros.
 Localización de la primera señal radar de los OVNIS en el estado de Campeche, México.
Durante los primeros minutos, los operarios militares intercambiaban datos sobre bruscos cambios en la posición, distancia, y velocidad del objeto captado.
 
A las 16:44 h se midió un cambio de velocidad de 113 a 195 nudos en menos de 10 segundos. Mientras, el militar al mando, el mayor Jasso, logró comunicar con Vigilancia Aérea para informar de las lecturas anómalas del radar ante el vuelo de este objeto sin ruta y sin permiso de aviación civil. Desde la comandancia de tierra, le confirmaron la presencia en radar de un objeto a 30 km al este de su avión-
 
A las 16:48 h Vigilancia Aérea confirmó que en el aeropuerto de ciudad del “El Carmen”, no se esperaba ningún tipo de aparato ni vuelo.
A las 16:52 h, el avión del ejército mexicano realizó una maniobra para aproximarse al tráfico desconocido que aparecía en el radar y, cuando estaban a una distancia prudencial para establecer contacto visual con el objetivo, se dirigieron a las ventanas del avión para ver de qué se trataba aquello con sus propios ojos.
 
Comienza el espectáculo.
El escuadrón 501 buscaba como de costumbre una avioneta intrusa; pero esta vez el análisis visual era negativo; no veían nada por la ventana, no había ni rastro de la supuesta avioneta. Nada.
Lo que si se estableció fue un primer contacto visual con dos objetos a través de la cámara FLIR. Los objetos estaban en la cámara infrarroja pero eran invisibles,como decíamos  al ojo humano.


Primer contacto visual con la cámara FLIR a las 16:52 h.

 

 

 

A las 16:53 h la cámara FLIR enfocaba un solo objeto con movimiento rectilíneo uniforme entre las nubes.

Transcripcion de la comunicacion con la torre de control.

M1: ¿Que es, Juárez?… ¿Juárez qué es?

 

M2: Es un punto. ¡Un punto! un punto… ¡ahí está!

 

M1: Está exactamente atrás de nosotros.

 

M2: Es correcto, ahora está a las 7 de nuestra posición con 10.5 millas. Lleva rumbo 2,8,3 y 334 de velocidad.
 
El avión trató de seguir al objeto con las referencias que partían de los instrumentos electrónicos, pero el objeto se movía demasiado rápido; incrementaba su velocidad de 180 a 540 Km/h con aceleraciones que resultaban imposibles; lo siguieron hasta que perdieron su rastro en el radar y en la cámara FLIR.
Aquella búsqueda era totalmente surrealista; los experimentados militares mostraban curiosidad y tranquilidad ante estos primeros hechos, y a la vez se podía percibir, con el audio de la grabación, cierta sensación de tensión ante el vacío que experimentaban al mirar por las ventanas.
Aquel comportamiento inteligente y a la vez imposible y artificial de las aceleraciones de los objetos en el radar empezaba a preocupar a los militares. Pero, sin duda, pensaron, aquello era un objeto que estaba violando sin permiso el espacio aéreo de México, y que estaba abordándoles en su ruta.
Tras el seguimiento del primer objeto, a los pocos minutos comenzaron a presentarse más ecos en el radar.
Poco después, a las 17:03 h desde la cámara infrarroja se visualizaban dos objetos esféricos junto con un extraño objeto triangular de forma imperfecta y al menos cuatro puntos más pequeños.
  
Los objetos volaban a una gran velocidad mostrándose entre las nubes.

 

Y como suele suceder en el increíble mundo de la ufología, cuando los militares apenas habían asimilado que lo que estaba pasando era real, de repente, el radar del avión reflejó nueve objetos a una distancia muy cercana a ellos.
El desconcierto por supuesto, era total pero la cámara FLIR, con la fría mirada científica de su objetivo de alta sensibilidad, inmediatamente empezó a reflejar los objetos en sus imágenes.
Mientras, el comandante Jasso comunicaba de emergencia a la base lo que estaba sucediendo, el teniente Tellez se esforzaba en enfocar convenientemente los objetos.
Los objetos a las 17:06 de la tarde empiezan a dejarse ver en la grabación saliendo a gran velocidad de una nube.
Uno a uno, corroborando lo que aparecía en radar, fueron apareciendo detrás de las nubes los objetos. OVNIS luminosos, con velocidad constante y muy superior a la del avión. Y en formación. Resulta increíble analizar en el video la perfección de su escuadra y su simetría; y cómo van saliendo de las nubes mostrando la luz constante de sus destellos.
Indefensos ante lo desconocido, aquello era una alerta roja militar en toda regla.
 
-“Ahí van, mire uno, dos, tres, a la misma altura, cinco, seis, siete, ahí oye, a la misma altura. No; son ocho… qué barbaridad… eh ahí se van a ver bien ¡y van a una velocidad…! pero son uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho…en la pantalla.” 17:06 h.
Teniente Adrián Sánchez, 5 de Marzo de 2004 en Campeche.
Mientras que los militares contaban los objetos con la voz entrecortada, en las imágenes de la cámara FLIR se podía apreciar como el objeto número 4, se dividía en dos distintos, separándose en pleno vuelo. Esta interesante característica de este tipo de OVNIS, demuestra un gran dominio de la utilización de las propiedades de la materia y la energía.
Este tipo de OVNIS, como los definió el investigador J.J. Benítez, de “luz sólida”, tienen la capacidad de mezclarse entre sí, como ocurrió en los primeros minutos del incidente de Phoenix, EE.UU. el 13 de Marzo de 1997.
Aquello estaba siendo una demostración de poder de una ciencia totalmente desconocida para nosotros, ya que a la invisibilidad, habría que sumarle las aceleraciones imposibles de los objetos, junto con la posibilidad de poder interaccionar entre sí, mezclarse y separarse.
Todo estaba ocurriendo en directo, con una exactitud y un nivel de alerta que superaba claramente cualquier incidente vivido anteriormente por la fuerza aérea mexicana.
 
 
El cuarto OVNI se separa en dos objetos distintos en menos de 9 segundos. Esta última característica ha podido apreciarse en infinidad de fotografías y grabaciones auténticas de este tipo de objetos a lo largo de la historia. (Fotografías 11 y 12).
Tras la espectacular visión que los militares estaban presenciando en infrarrojo, los objetos empezaron a realizar movimientos irregulares de acercamiento al avión.
Intentando mantener la calma, el Mayor Jasso contactó nuevamente con la base de tierra, y desde allí le comunicaron que debía intentar no perder el contacto con la cámara FLIR, que tomasen el mayor número de imágenes de lo que estaba aconteciendo, y que sobre todo, se limitasen a mantener la calma y esperar instrucciones. Aquella organizada flotilla invisible se acercaba cada vez más al aparato, y comenzó lo que podríamos denominar la segunda fase del avistamiento. Los objetos comenzaron a rodear al avión.  
A merced.
El C-26 volaba por los cielos de México con un grupo de OVNIS y estaba siendo rodeado por todo su perímetro. Cada vez más cerca. Los objetos se veían cada vez más cercanos a ellos y la cámara ya solo podía captarlos de uno en uno, ya que la distancia era cada vez menor. El radar también los señalaba.
Ante la inquietud y los momentos de incertidumbre en el interior, el mayor Jasso mandó callar a toda la tripulación.
Imagínense la escena por un minuto. Silenciados ante lo desconocido, ante lo invisible, y atemorizados porque su silencio estaba fundamentado sólo en imágenes en infrarrojo. Una pesadilla en blanco y negro que se acercaba lentamente sin parar y sin preguntar.
Jasso tomó de repente la determinación de apagar las luces de posición del avión y mantener a toda la tripulación en silencio. En silencio absoluto, solo los motores del avión, y sin perder de vista la cámara y el radar. No sabían a lo que se enfrentaban, pero no podían hacer nada más que callarse y esperar.
Los objetos estaban cada vez más cerca, y comenzaron a rodear el avión, por lo que la cámara FLIR solo podía hacer tomas de uno en uno. Así se mantuvieron durante unos minutos, escoltados por aquellos OVNIS que estaban sin duda realizando algún tipo de actividad desconocida con respecto al avión (Fotografía 13).
Tras aquellos minutos de silencio, los OVNIS comenzaron a desaparecer de la escena progresivamente y en pocos segundos.
Había terminado el avistamiento y el contacto, y el avión regresaba a tierra de emergencia con muy poco combustible, para dar parte del incidente.
Era un acontecimiento que, al igual que en Valencia, en el año 79, suponía un paso más en la interacción de esos objetos con nuestra civilización. Un paso más porque bajo la hipótesis OVNI, la inteligencia que está detrás del fenómeno podría haber evitado perfectamente el contacto con el pequeño avión militar, pero no lo hizo.
¿Por qué? Porque con su acción de presentarse justo allí ante ellos, estaban haciendo algo. Alguna actividad. ¿Se dejaban ver? Les interesaba que les viesen en infrarrojo por algo, por alguna razón. E hicieran lo que hicieran, ellos tenían de nuevo el control del aire, 25 años después.
En cambio, las acciones de nuestros militares dependían del comportamiento de los objetos desconocidos. Los militares en aquel momento no estaban al mando de la situación, no eran lo que podíamos llamar, los dueños del aire en ese momento. Había algo superior y desconocido, y por ello la sensación se tornó hacia el miedo y la incredulidad. Miedo viendo un radar y una cámara FLIR. Miedo en infrarrojo.  
Empezaba la polémica.
El Secretario de defensa de México, tras recopilar un completo dossier del radar, de las condiciones meteorológicas, de los testimonios de los testigos, y de las calibraciones de la cámara y los instrumentos de a bordo, contactó con el investigador Jaime Maussan para que colaborara en la investigación del caso, dada su amplia experiencia en el estudio de la oleada que se mantiene en México desde el elipse de Junio de 1991.
 
 
 
El Coronel Vega García declaró: «Había dos alternativas: archivarlo y no decir nada, clasificarlo como secreto, pero yo no veía la utilidad de que se quedara guardado así que tomé la decisión de que se le entregara a una gente que ha estado trabajando toda su vida con esto».
Fotografía 14: Tras su incidente sobrevolando el espacio aéreo de Ciudad El Carmen, se presentaban ante los medios de comunicación con Jaime maussan a la cabeza, los protagonistas del incidente:
Teniente Germán Marín Ramírez – Operador del Radar (izquierda)
Mayor Magdaleno Castañón Muñoz – Piloto (centro)
Teniente Mario Adrián Vázquez Téllez – Operador de “FLIR”(derecha)
Tras presentar el caso ante los medios de comunicación y las agencias de noticias de todo el mundo, la noticia saltó a los  informativos de todo el mundo entre el día 11 y el 13 de Mayo.
De manera increíble, TVE emitió un reportaje entre sus principales titulares del telediario de ese día en el que se emitía el video original entregado por el ejército mexicano a Maussan.
Fotografía 15:
Imagen del telediario a las 8:24 h del día 13 de Mayo de 2004, en el que TVE informa del avistamiento de México.
Parecía el inicio de un cambio en la percepción del fenómeno pero una vez más, La negación sistemática se impuso a la realidad. Al día siguiente TVE, al igual que el resto de las cadenas de televisión del mundo emitían el mismo reportaje explicando lo sucedido como una confusión al ver rayos en bola. Centellas.
Demasiado deprisa saltó la teoría de las centellas. Demasiado teledirigida. Y exitosa, ya que fue muy bien aceptada y no contrastada por los demás medios de comunicación. No había ninguna garantía de que aquella información fuera cierta. Solo aisladas opiniones de meteorólogos y una explicación “oficial”, tranquilizadora y sobre todo muy rápida, cerrando el tema, haciendo que el público lo olvidase rápidamente. 
¿Por qué un interés tan fuerte en cerrar este asunto?
Suele ocurrir que se cumple siempre una máxima dentro del periodismo: La primera versión es la que queda. Las personas que dirigieron la información del caso y que negaron la sola posibilidad de estar ante un caso real, sabían perfectamente lo que hacían.
Las hipótesis barajadas a lo largo y ancho del mundo han abordado multitud de explicaciones a cada cual más variopinta: centellas, ilusiones ópticas y reflejos de las llamas de una refinería situada en ese mismo estado, son las más extendidas.
 
Hipótesis 1 : Centellas
La primera y socorrida explicación para el caso Campeche fueron las centellas. Son esferas luminosas tan brillantes como las lámparas fluorescentes cuyo tamaño varía desde algunos centímetros a varios metros de diámetro. Su duración también varía desde unos cuantos segundos hasta unos minutos.
Algunas centellas se desvanecen poco a poco y otras desaparecen abruptamente y, en ocasiones, explotan.  El fenómeno toma cuerpo en condiciones especiales y su materialización es instantánea. Algunas veces parece que el destello es continuo y, otras, intermitente.
Lo más importante es que las condiciones atmosféricas en las que se pueden dar las centellas son de unos 20° C de temperatura y una humedad relativa de cerca del 100% (aproximadamente 3% de vapor de agua por volumen). 
Los investigadores Hobana y Weverbergh dicen que surgen principalmente en julio y agosto (en el hemisferio norte).
Según los datos de W. Brand.,  H. Norinder y J. R. McNally) quienes estudiaron colecciones de informes de centellas (37, 156, y 447 casos respectivamente), se encontró que el diámetro promedio de éstas era de 15, 25, 35 y 55 centímetros respectivamente. Sus datos están representados en la figura 1. Los valores en todo caso, quedan lejos de los tamaños de los objetos del caso Campeche.
 
Si realizamos un análisis estadístico de los estudios, el valor promedio ponderado de estos resultados es de 35 centímetros (de 30 a 40 centímetros para darlo en términos de un intervalo de confianza al 95%). Estos valores no se corresponde con el tamaño de objetos grandes y en formación del caso Campeche. 
Se ha observado centellas independientes de la existencia de una tormenta eléctrica. Se las ha visto durante los terremotos, las erupciones volcánicas, las tormentas de viento, los tornados, y los ciclones y temporales. Siempre han estado relacionadas con actividades de electromagnetismo.
 
 
Comparación con el caso Campeche.
 
 
Si los objetos fueran centellas, deberían haberse visto por la ventana del avión. Todas las informaciones referentes al fenómeno hablan de referencias visuales nunca esferas invisibles. En el improbable caso de que estos gases ionizados en bola fueran tan tenues como para no verse, pero dar eco en el radar y en la cámara termobárica, ¿Cómo puede explicarse la simetría de la formación, y su acercamiento rodeando al avión?
Las temperaturas de referencia para que aparezcan las centellas serían de 20ºC, y un 100% de humedad. Según el instituto meteorológico de México, aquel día en Campeche a 3500 metros, la temperatura rondaba de media -27ºC y una humedad del 72%. ¿Cómo podría explicarse con el parte meteorológico de ese día que aparecieran centellas, a esa temperatura de -27ºC, con esa humedad, y sin ningún tipo de actividad de tormentas, lluvia de rayos solares, terremotos, ni erupciones volcánicas?
Muchas son las preguntas, pero parece plausible que la explicación de las centellas se quede vacía a la hora de argumentar respuestas para estos enigmas.
 
Hipótesis 2. Ilusión óptica-
 
Sabemos que cuando la luz atraviesa medios de diferente índice de refracción (IR) el rayo experimenta variaciones en su trayectoria, dejando de ser recto y se curva según los valores del índice de refracción de los medios por los que pasa la energía lumínica.
Normalmente podemos considerar a la atmósfera como una superposición de capas con variaciones pequeñas del índice de refracción. Aun así, existen capas donde el índice de refracción varía notablemente de una a otra. Este hecho se produce cuando existen inversiones térmicas (grandes diferenciales o gradientes de temperatura) o cuando las capas inferiores de la atmósfera junto al suelo están muy recalentadas durante los meses cálidos.
 
En ambos casos se producen los famosos espejismos: ciertas capas atmosféricas se comportan como verdaderos espejos reflejando objetos, superficies, etc. apareciendo estructuras o imágenes muy singulares.
 
Comparación con el caso Campeche
Si las capas de la atmósfera estuvieran lo suficientemente calientes como para reflejar las llamas de un pozo petrolífero situado a centenares de kilómetros del avión, ¿Cómo se podrían explicar los cambios de velocidad y posición de los objetos?  Un reflejo no tendría movilidad por sí mismo, y no presentaría movimientos de acercamiento desde distintas direcciones hacia un avión, tal y como ocurrió en la segunda parte del incidente.
Si los reflejos pudiesen verse reflejados en la cámara infrarroja porque el foco luminoso original sí deprende calor, ¿como podía dar señal en radar, y la vez no representarse visualmente viendo el exterior por las ventanas? Un espejismo se ve, como ilusión óptica que es, en el mismo valor del espectro visible que los objetos primigenios de tierra, pero estos objetos voladores tenían una longitud de onda visual diferente, y nuestros ojos no podían verlos.
Conclusión: Más preguntas que respuestas.
La primera muestra de que lo que pasó fue insólito era que aquellos militares hacían la misma ruta todos los días, y este fenómeno era la primera vez que se presentaba ante ellos. ¿Cómo podía ser posible que dieran un parte de esas características en una zona y en una ruta que habían hecho tantas veces sin incidencia alguna?
Quizás la barrera entre la realidad de los OVNIS y los fenómenos meteorológicos sea pequeña, pero este caso presenta profundas connotaciones:
Políticas: Los militares Mexicanos a raíz de la trascendencia de la información cuando se hizo pública, ha mantenido una actitud más distante de lo que cabía esperar. Su apertura informativa se mantiene en el limbo desde entonces, ya que a nivel internacional el tema de los OVNIS es y seguirá siendo asunto de seguridad nacional, alto secreto militar. La actitud mostrada fue única en este caso, pero teledirigidamente también ha sido la última vez.
Periodísticas: ¿Qué extraños resortes funcionan en las agencias de noticias y los informativos de las principales cadenas del mundo, por medio de los cuales, se puede fabricar o aceptar una versión de unos hechos sin análisis ni seguimiento? ¿Por qué las cadenas de televisión no siguieron dando información? En este mundo donde la información fluye a grandes velocidades a través de la red, realmente, ¿donde está el límite entre lo exigible como ciudadano y lo aceptable como periodista?
Humanas: Si la negación del fenómeno es automática, ¿deberemos tener en cuenta que el factor miedo es demasiado importante cuando hablamos del fenómeno de los OVNIS? ¿Cómo es posible que la ciencia no se haya lanzado en masa a investigar todos los posibles datos del caso? Con la confianza en el sistema por bandera, ¿es real la vida que vivimos con la información que conocemos, o estamos tan desinformados y tan ajenos a lo que de verdad pasa que sería hasta comprensible que se ganase tiempo con falsedades ante el caos que supondría saber toda la verdad?
El mundo de los OVNIS avanza caso a caso en un acercamiento posiblemente programado y con momentos importantes como este.
Pero el miedo a la verdad es más poderoso en la humanidad que la importancia que le damos al propio fenómeno en sí. El fenómeno viene hacia nosotros, pero nosotros no queremos ni verlo. Un proceso con un incierto destino.  

Para finalizar, qué mejor que ver el video de los OVNIS en movimiento.

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