A principios de año saltaba la noticia en un noticiario local de la cadena NBC de la localidad de Stockton (Estados Unidos). En uno de los avances meteorológicos del día y, de manera sorprendente, las imágenes comenzaron a mostrar una estructura que aparecía en los radares y que no parecía tener la forma típica irregular de una nube. La forma era alargada, y medía 170 millas (273.58 kilómetros de largo). Hasta aquí, podríamos expresar el caso dentro de la normalidad científica habitual dentro de las formas de las nubes y su eco en los radares que usan los institutos de meteorología.
El problema radica en que esa gigantesca e inmensa nube también va acompañada de otras «nubes» mas pequeñas, y que todas ellas cruzan todo el territorio de los estados unidos sin cambiar su forma, algo a todas luces imposible, no solo por la acción de las corrientes del aire, sino por las diferentes temperaturas que modificarían la densidad y la forma de esa nube, al atravesar todo el territorio americano.
Resulta una opción difícil el pensar que una nube de 273 kilómetros pueda recorrer toda la longitud de los Estados Unidos sin verse afectado por el clima cambiante de todo el país, y yendo a una velocidad muy superior a la velocidad de las otras nubes.
Un nuevo misterio dentro de la ufología.